domingo, 11 de enero de 2009

Párpados cansados




Juegos de insomnio




Medianoche. En medio del silencio absorbente y los párpados cansados. Medianoche de grillos y sonido de carros a lo lejos. Sentado sobre mis ideas, una vez más llenando los vacíos que dejan huella en mis manos. Haciendo lo de siempre. Monotonía y repeticiones incesantes de letras. Siempre me quejo de lo mismo y lo mismo suelo hacer. Estas paredes literarias no me dejan salir. No me permiten apoyarme sobre la rigurosidad de la visión objetiva de una nota informativa.



Estribillos punzantes merodean mis sentidos. Empiezo a percibir sombras extrañas a mi lado, que me tocan y juegan con sus cuerpos. Escucho el susurro de sus latidos y creo perder la razón. El sueño que ha atrapado mi rostro se desdibuja con el pasar de los minutos. Creo que al menos esta es una crónica confusa de lo que sucede en este preciso momento.



Los vidrios que dan a la calle parecen derretirse y colmarse de neblina espesa. Y ya no puedo ver lo que sucede afuera. El tipo del cigarrillo ya se marchó y ha dejado paso al coro de murmullos que recorre la vieja esquina. Las tiendas han cerrado y ya no hay tiempo para más. Por alguna extraña razón sigo aquí derramando lo que no puedo llevarme a la cama. Haciéndote cómplice de mis juegos de insomnio. Jugando a mil laberintos sin faunos.



Sentado, aburrido. Sentado, aburrido. Sentado, aburrido y hastiado hasta los rincones de mis mejillas. Barullos extraños embriagan las sombras mientras pierdo la ilación del inicio de esta historia. ¿Alguien sabe a qué hora amanece por aquí? Desearía tener una larga escalera de soga que me permita escapar hacia el vacío. Hacia la siguiente avenida donde pululan sórdidas mujeres desvestidas entre mil espejos.



Medianoche. Un poco más de medianoche, en realidad y, parece suceder conmigo. Salvo el estío interior, nada perturba la intranquilidad de los minutos siguientes. Si pudieras estar aquí conmigo, sería diferente. Si pudieras estar aquí conmigo, sería diferente. Si pudieras estar aquí conmigo, seria diferente. Si pudieras estar aquí conmigo en vez de estar leyendo lo absurdo de mis sueños, todo sería distinto.



Definitivamente sé que nadie vendrá a verme. Nadie se acuerda de mi más que en las frases rimbombantes que destilan mi garganta. Entonces una vez más debo volver a la cama, allí donde nada pasa, allí donde acaba el mundo, allí donde todo se agita y nadie está a salvo. Allí debo ir.

Lo aquí vertido puede reflejar lo trágico de un instante de la noche donde se pierde las ganas de cerrar la conciencia. Solo quise perder el tiempo (y el tuyo) en tontas líneas acerca de algún segundo no vivido y de algún sueño perdido en algún lugar de mi habitación. Nada más. Nada más que decir. Mañana me inventaré otros mundos que surcaré. ¿Aún me acompañarás?