jueves, 25 de septiembre de 2008

La niña princesa y el bandido

Era de noche. Una noche monótona en apariencia, con sus minutos y sus horas encasilladas. A pesar que aquella noche vislumbraba el inicio de una nueva estación. Según las fechas en el calendario aquel día hacía su ingreso la primavera, sin embargo durante todo el día yo no lo sentí. No lo sentí hasta que ella ingresó, hasta que ella entró en línea con mis sentidos, hasta que ella entró al mundo que me rodeaba, hasta que ella entró en la historia de mi vida.

Si es cierto, ya antes habíamos hablado. Nos contamos algunas cosas con y sin importancia. Mis tardes tediosas atadas al trabajo de redactar la cotidianidad de la vida se hacían más llevaderas cuando ella entraba y se hacía mi compañía.

Pero esa noche del 23 de septiembre, una nueva etapa inició en mi vida. A pesar de las cosas que ya había conocido, nunca supe de una niña como la que me hablaba en aquel momento. Confieso que conozco mucho y a muchos/as, confieso que he vivido a prisa en muchos casos y siempre creí estar listo para cuando alguna niña bonita se me acercara, sin embargo esta vez fue diferente. Esta niña encantada, encantó mis días. Terminé encantado con sus encantos y la verdad es que no quiero que termine la encantación.

Aunque es un secreto, quiero decirlo, los dos iniciamos una historia. La de la princesa niña que vive dentro de una alcoba en su castillo y que espera dulcemente que venga algún príncipe azul o del color que sea, pero por cosas del destino se apareció un bandido valiente y tenaz, que desde aquel primer día de primavera entraba a su alcoba a recitarle poesías a la niña que sonreía o lloraba, pero escuchaba y miraba atentamente al visitante nocturno.

La niña le confesó al bandido que tenía miedo, mucho miedo, pues ella nunca pensó sentir lo que siente por alguien como él, a quien no puede ver el rostro todavía y él le prometió nunca dejarla si ella prometía acompañar al bandido a donde quiera que el vaya, pues a lo único a lo que le teme nuestro personaje es a la soledad.

La niña lo extrañaba de día, mientras no lo veía ni sabía de él y esperaba con ansias que vuelva por las noches y entre por la ventana que siempre estaba abierta para el bandido. Ella sentía que algo dentro de su ser crecía y crecía, sin saber que era, pero sentía que se trataba de algo que le hacía vivir y soñar, algo especial, algo como un "te quiero" (o te kiero, que es lo mismo) y "te extraño mucho" y el bandido se preguntaba si era algo como un "me estoy enamorado"?

Ahora la niña le dijo al joven bandido que ella viajaría a otros lugares muy lejos de aquel reino y él se puso muy triste aunque no se lo dice, solo le recomienda que se cuide mucho y que nunca olvide al pobre joven que le escribe poesías en silencio.

La historia debe seguir si ambos siguen juntos, él esperará que ella vuelva, mientras tanto seguirá vagando por bosques y plazas, cantando a la luna y soñando con la niña que ahora está presente en sus sentimientos.

... (aún hay mucho que escribir en esta historia)

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