
Como cada noche...
…Las viejas calles -del mismo barrio- acompañan recuerdo tras recuerdo de las tantas noches que a solas y en silencio solía perderme…
Esquinas repletas de nombres perdidos y botes de basura desafiantes, en medio de perros harapientos y vestigios de razón. Faros a media luz y veredas cercenadas. Aullidos espasmódicos que reflejan lo decadente del porvenir. ¡Allí en medio de los charcos viscosos surge una flor maloliente que llama nuestra atención!
Bordes desbordados de las largas avenidas que ofertan carne descompuesta y caricias a precio módico. Lunas de cuarto menguante que se caen de a pocos en medio de las procesiones falsas y tumultuosas. Rugidos famélicos se dejan oír en cada cruce de calles…
Miradas sórdidas y palabras incompletas van construyendo el marco casi perfecto de la madrugada seductora. Gordas y viejas, arrastran sus penas y los años que deben seguir este suplicio. Las manos que se mueven cual reflejo de luz, ya te han despojado de tu intimidad y tu inocencia. ¿Lo notaste?
Los viernes salvajes y los sábados peores se entrelazan en nuestras retinas como fotos secuenciales. Cada uno guarda misterios gozosos y hasta gloriosos, pero jamás uno solo piadoso.
Mientras me prendo otro cigarrillo y apuro la vista, sigue pasando a través de mis cabellos, los intensos aires provocados por los cardúmenes vandálicos que atizan el hedor exquisito de un detalle más para esta historia que se embriaga con el aliento de las amantes frívolas que esperan a por mi.
…Noches paganas, madrugadas malsanas, mañanas incesantes, tardes estúpidas y de vuelta al inicio. Vicios perturbadores y esquinas infestadas de cuervos nefastos que pretenden atemorizarme. No lo lograrán. Sin embargo, las ideas se van diluyendo cuando solo puedo ver el cuerpo sinuoso de algún ser extraño de estas orbes.
Calles tan llena de botellas rotas y manos cortadas, de rostros fieros y verdades compradas. Tan vacías de esperanza y color chispeante. Así son los barrios de barro que componen los tórridos romances y las semblanzas desdibujadas en mis secretos. Ahora, ya no muy secretos.
Y así paso los días, entre casa de basurales y fantasmas de color gris. Enfurecidos y alucinados, trágicos y melancólicos, solo salen de noche y nunca al mediodía. Ni son villanos ni superhéroes, son habitantes condenados de este pedazo de nada, de este trozo de algo que se descompone y hiede a desolación.
Escapo y regreso y todo sigue allí como siempre. Me esperan y saben que también yo soy parte de lo inmundo y corrosivo. Sin cantos aurorales ni diatribas justificadas van sucediéndose las esquinas y los faroles ahumados. Las señoras prejuiciosas nunca dejarán de mirarme o de seguirme a cada lugar. Ellas también son parte de este lugar abandonado por la cordura.
Aquí en silencio y a solas, recuerdo estas calles viejas y corroídas, donde tantas veces me perdí…

1 comentario:
eres libre, fantaseas en la neblina de la madrugada, descubre escondites en calles largas… y vez la luna sin que haya salido... no olvides vivir jamas
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