domingo, 21 de junio de 2009

...Y te has ido.

Tanta nada
Y te has ido. Y lo has hecho por fin. No ha importado las preguntas eternas ni las respuestas que siguen esperando. No ha importado lo secretos recónditos y las lágrimas acidas que jugaban en mi piel, tampoco han importado.

Aunque la voz del viento te ha dicho que vengo por detrás y a pesar del dolor acumulado en mi espalda y de los golpes de constricción que me he propiciado no he podido alcanzar tus pasos latentes y lejanos.

Hasta la sombra escondida con sus suspiros azules y hasta los cantos nocturnos de esquinas han importado poco a la hora de emprender la retirada…

Ya ni tengo fuerzas para levantar la mirada y ya no queda agua en la vasija. No podré volver al inicio, me he perdido entre lo espeso de tus miedos y lo turbio de los prejuicios que compartimos sin darnos cuenta.

No tengo más que decir. No asomaré mi nariz por la ventana entreabierta. Me has dejado varado entre mil rocas, me has dejado a solas como cuando se deja las ganas de más ganas. Me has dejado y me has escuchado. ¿No has podido decirme algo más?

El color de la luna y los pasos pisados han de seguir igual. En medio de tanta nada y de mucha desesperanza yace mis lágrimas tibias aún. Yace mi cuerpo también. Esta vez no espero que vuelvas. Casi puedo creer que ya no lo harás…

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