
...Al son de una canción
Hoy te encontré y sonreiste. Tenías mucha fuerza y desbordabas bríos. Con tus caderas al viento y las lágrimas brotando por todas partes. Lágrimas de furia y alegría. Sentí la energía de tus brazos sobre mi cuerpo. Sentí tu piel besando mis sentidos y sentí que la tarde que languidece no acabará, aún cuando venga la noche y nos cobije a solas…
La lluvia nos ha cubierto y nos llena de movimiento. El silbido de las hojas secas se hacen sentir y borran las penas. Y borran los pasos y borran las amarguras. Las gotas cristalinas se confunden con nuestros deseos que tienen olor a tiempo, que tienen olor a nostalgia, que tienen olor placer, que tienen olor a gritos salvajes, que tiene olor a ti.
La luna se avecina y aplaude al canto de nuestros corazones, sonrie cuando observa nuestras manos juntas. Aquí nadie más no ve. Nadie nunca sabrá de nuestros juegos de intimidad, nadie sabrá a donde nos fuimos, ni nadie sabra nunca nuestros nombres, no importa ya. Nada importa mas que estar lado a lado, desnudos, mudos, en silencio, agitados, jadeantes, calmados, inquietos. Los deseos hoy lucen sus encantos. ¡No me sueltes! ¡No lo hagas y dejame seguir dentro de ti!
Las miles de horas han pasado y no lo hemos sentido. Las tantas luces de la noche nos han tocado. El viento nos ha fundido en otras dimensiones y la madrugada del nuevo amanecer ya está sobre nosotros. Sigue haciendome el amor. Sigue bailando para mi. Sigue inocente. Sigue, sigue, sigue…
El sol pronto quemará los demonios que habitan en nuestras entrañas, pero que más da. Ya no pertenecemos a este tiempo. Súbete a mis sueños y déjate llevar. Traré conmigo cientos de cuchillos y dardos certeros. Escaparemos de las miradas a donde no exista el rencor ni el pasado. A donde nadie más vaya, donde amar en libertad signifique subir contigo hasta lo alto de la vida y descender para seguir tomados de la mano. Ven conmigo, no temas.
Hoy te encontré y sonreiste. Tenías mucha fuerza y desbordabas bríos. Con tus caderas al viento y las lágrimas brotando por todas partes. Lágrimas de furia y alegría. Sentí la energía de tus brazos sobre mi cuerpo. Sentí tu piel besando mis sentidos y sentí que la tarde que languidece no acabará, aún cuando venga la noche y nos cobije a solas…
La lluvia nos ha cubierto y nos llena de movimiento. El silbido de las hojas secas se hacen sentir y borran las penas. Y borran los pasos y borran las amarguras. Las gotas cristalinas se confunden con nuestros deseos que tienen olor a tiempo, que tienen olor a nostalgia, que tienen olor placer, que tienen olor a gritos salvajes, que tiene olor a ti.
La luna se avecina y aplaude al canto de nuestros corazones, sonrie cuando observa nuestras manos juntas. Aquí nadie más no ve. Nadie nunca sabrá de nuestros juegos de intimidad, nadie sabrá a donde nos fuimos, ni nadie sabra nunca nuestros nombres, no importa ya. Nada importa mas que estar lado a lado, desnudos, mudos, en silencio, agitados, jadeantes, calmados, inquietos. Los deseos hoy lucen sus encantos. ¡No me sueltes! ¡No lo hagas y dejame seguir dentro de ti!
Las miles de horas han pasado y no lo hemos sentido. Las tantas luces de la noche nos han tocado. El viento nos ha fundido en otras dimensiones y la madrugada del nuevo amanecer ya está sobre nosotros. Sigue haciendome el amor. Sigue bailando para mi. Sigue inocente. Sigue, sigue, sigue…
El sol pronto quemará los demonios que habitan en nuestras entrañas, pero que más da. Ya no pertenecemos a este tiempo. Súbete a mis sueños y déjate llevar. Traré conmigo cientos de cuchillos y dardos certeros. Escaparemos de las miradas a donde no exista el rencor ni el pasado. A donde nadie más vaya, donde amar en libertad signifique subir contigo hasta lo alto de la vida y descender para seguir tomados de la mano. Ven conmigo, no temas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario